… hojas secas que volaban sin rumbo.
…Y ella iba con ellas, las levantaba casi arrastrando los pies y el viento que a su vez le golpeaba la cara se las devolvía, la sensación de soledad, de silencio, era inmensa, tenía frío, no sabía porque estaba allí, con su desgastada bata de pirineo llena de bolas… y esas zapatillas deshilachadas que casi le hacían pisar el suelo con sus pies desnudos, tenía hambre, no sabía tampoco cuando su estómago había recibido algo por última vez.
Quiso recordar su nombre, metió la mano en el bolsillo de su bata y saco de él un trozo de pan que se llevó instintivamente a la boca…estaba seco, rebusco en el otro bolsillo, encontró un arrugado pañuelo de papel, nada había que le dijera cual era su nombre, quien era o que hacia allí, siguió andando, estaba cansada y el viento arreciaba al atardecer, las hojas secas del otoño jugaban formando remolinos, anduvo un poco más y se dejó caer sobre un banco del parque desierto y cada vez mas frio, y se quedó allí sentada como si buscara alguna respuesta en los remolinos de hojas secas.
Casi era de noche cuando escuchó aquella voz a lo lejos que gritaba ¡¡Adela!! ¡¡Adela!! ¿Seré yo Adela? Sin estar segura y ante la perspectiva de pasar allí la noche, se levantó, se sacudió las hojas que se habían posado sobre ella, retuvo una en su mano, era suave ocre como el oro viejo, la introdujo en el bolsillo de su bata e inició el paso que le hizo sentir como una punzada en la cadera, sintió que el otoño del parque también había llegado a sus huesos. Vio llegar a aquella muchacha que dirigiéndose a ella y casi regañándola le dijo
- Adela ¿Dónde te habías metido? llevamos todo el día buscándote, la directora iba a llamar a tus hijos.
-¿Qué decía esta muchacha? ¿Era acaso ella Adela? ¿Hijos? ¿Qué hijos?
Le echó una manta sobre los hombros, y la condujo con cariño a la residencia.
Más Páginas 24 en casa de GUS
Vaya, qué pesadumbre me has dejado antes de acostarme...
ResponderEliminarRealidades crudas.
Hoy he visto una escena similar. "Quítame los pantalones que son largos. Son largos, son largos los pantalones. Quítamelos. Quítamelos que son largos los pantalones..." Por la calle, Ramón se había escapado de casa.
Beso.
Ohh que triste escena nos ha expuesto, el azheimer que tantas personas estan con ella, es terrible perder su identidad pero muchos mas a sus familares que dejan de ser reconocidos.
ResponderEliminarPrimavera
Buen relato, he vivido la escena y me he imaginado el personaje, sólo imaginado, pero tengo suficiente. No es fácil transmitir tristeza y preocupación, pero ya son demasiadas las hojas secas que deambulan sin rumbo.
ResponderEliminarBesos
Descalza y perdida ¿en qué mundo habita Adela?
ResponderEliminarUno distinto, uno con hojas que pisa, inmediato, existe otro mundo donde su mente vaga sin rumbo fijo.
Complicado entrar donde están las puertas cerradas para adentro. No podemos adelantar que sea infeliz, no podemos.
Bandas sonoras de películas que me llevan también a perderme, como Adela, a mi manera.
Dulcemente triste o extrañamente bello, felicidades, Medea.
Que terrible el Alzheimer y con que velocidad aumenta en esta sociedad, o es que con este modo de vida se exterioriza más que cuando la sociedad era mas rural, quien sabe. Lo que sí es cierto es que la sociedad, nosotros, deberíamos pensar más y con mas generosidad en nuestros mayores.
ResponderEliminarMuy buena visión del problema, Medea
P.D.: Un ruego a todos los que lean este comentario, ver este video
http://www.youtube.com/watch?v=DmzS8xBTTTg
Conmocionadora hitoria, Medis. Me gustó mucho. Las pinceladas del otoño que bien describes, le dió todavia un toque más entristecedor.
ResponderEliminarBunísimo!
Pobre Adela, que malo que esperderla mente y recordar ni tan siquiera quien eras.
ResponderEliminarHermoso y tierno relato
Un saludo
El ALzheimer te arrebata la identidad, y al igual que las hojas muertas, nos desprende de aquello a lo que siempre hemos pertenecido dejándonos sin historia, sin raices, sin pasado. Creo que es la peor enfermedad que el ser humano puede sufrir, porque atenta contra lo más preciado que poseemos, la capacidad de recordar.
ResponderEliminarUn abrazo.
me vas a permitir, medea , que no diga nada del relato...lo que queria decir, en serio, lo han dicho mis compañeros..
ResponderEliminarmas quiero, eso si, dar una nota de risa...esa nota te la mando via mail. es un chiste-video que me mandaron y me hizo reir...es lo que pretndo...
beso.
Verónica,
ResponderEliminarPrimavera,
Gus…
siento dejaros ese desasosiego antes de acostaros, no he podido daros las gracias antes porque he preferido ponerme a leer vuestros relatos, somos ahora muchos “jueveros” y quisiera leerlos todos antes del lunes, pero gracias por estar aquí, por dedicarme vuestro tiempo, será el otoño, será que gran parte de mi día a día transcurre entre la enfermedad y el Alzheimer es una de las que tienen al mundo sanitario atado de manos, al menos gran parte de las otras que vemos, tienen resultados satisfactorios muchas veces pero esta es una de las muchas de las que hoy por hoy …
Bueno a ver qué tema nos propone Gus procuraré aportar más alegría en mi próximo relato jeje
Alfredo
ResponderEliminarGracias por tu comentario, si, muchas hojas sin rumbo, pero aunque no sepan de quien, aceptan el cariño y la amabilidad, al menos eso si podemos ofrecerles.
Un beso
Natália,
ResponderEliminarManuel,
Es Cierto que es una triste enfermedad pero como bien dices Nátali las puertas cerradas no permiten siquiera saber si es infeliz, la vida de los familiares que conviven con estos enfermos, es tremendamente dura, que tu padre, tu madre, tu espos@ no te reconozca ¡¡es tan doloroso!!
Manuel, es verdad que deberíamos ser más conscientes, más generosos con nuestros mayores con o sin alzheimer, pero también es cierto que en la sociedad en la que vivimos, muchas veces el problema erradica en la imposibilidad de dedicarles las 24h del día como ellos necesitan, por no poder prescindir de tu trabajo para atenderlos.
Gracias por visitar mi blog y por colgar el enlace de ese video tan emotivo y tan real. Muchas veces no nos damos cuenta.
Gambetas, gracias por tu comentario, ¡Ah! me gustó eso de “Medis” me resulto tierno, cariñoso. Si, quizás lo acompañé de otoño porque el tema es triste y el otoño me envuelve con un manto de cierta melancolía.
ResponderEliminarUn beso
Verónica,Primavera, Gus, Natália, Manuel, cuando os contesto a más de uno a la vez, se me olvida mandaros un beso por dejarlo para el final, así que como soy cariñosilla y yo necesito de ellos, os mando un montón de ellos, enteros y verdaderos. Muuuaksssss
ResponderEliminarCarmen, Pepe, gracias por estar ahí, por entender que es triste perder tu identidad, quien eres, a quien amas, a quien te ama, no saben siquiera que es amar, que es odiar y en algún retazo de lucidez es como si nada hubiera pasado, es como si se despertaran de una gran siesta y el tiempo se paró en la última vez que estuvieron lucidos.
ResponderEliminarUn beso grande.
¿Habéis visto “El diario de Noa”? Preciosa película que trata el tema del Alzheimer, el amor.
Es muy bueno saber expresar esas dura realidad de tan magifica forma. Medea nos has presentado y na cruda verdad de un problema cada vez más presnete, pero no por ello menos doloroso.
ResponderEliminarEl diario de Noah es una de mis pelis favoritas, me encanta, tanta ternura, tanto amor...
Un beso y preciosa entrada.
Has descrito con una gran sensibilidad el sufrimiento de la soledad que provoca la pérdida de la identidad.Esto es lo que nos asusta a todos. Ojalá en esos momentos tengamos personas sensibles y afectuosas como tú a nuestro lado.
ResponderEliminarGracias Maria José, eres tierna y dulce, lo describes en tus gustos, en este caso dando preferencia a una peli como "el diario de Noa"
ResponderEliminarUn beso
Piscis...Gracias por tu visita a mi Blog, nada menos que darte la razón en lo que yo creo que es el mayor temor del ser humano, ni la misma muerte, ni el dolor, son comparables con el miedo que produce la perdida de la identidad. Un beso doble.
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