ELLA. Este jueves un relato

Nací mujer hace ya…unos cuantos años, me siento bien en mi piel, no me habría gustado ser diferente a lo que soy, ni a como soy, ni más alta, ni más baja, ni más gorda, ni más flaca, será quizás porque la vida no me ha tratado mal, claro que las había más guapas, más altas y de medidas perfectas, pero nunca por suerte he envidiado nada como mujer, también es cierto que como no soy precisamente perfecta he envidiado quizás otras cosas, posibilidades que quizá no he tenido, o libertades que han tenido los chicos solo por el hecho de ser chicos, pero he tenido otras, he tenido la suerte de nacer en este país, en mi casa, una casa normal, de una familia normal de las de entonces ,cinco hijos, algunas estrecheces, pero mucho amor entre mis padres y hacia nosotros. Soy lo que podría llamarse sin más una mujer del siglo XX, (el siglo XXl va a ser otra cosa) sin las mismas libertades que tienen ahora nuestros hijos pero yo disfrutaba como podía de mi libertad aunque ello supusiera la bronca del siglo XX o castigos que si podía me saltaba. Los prejuicios de nuestros padres a que por el hecho de ser mujeres se nos pudieran colgar determinadas etiquetas por volver a determinadas horas, con determinados chicos o frecuentar determinados lugares (siempre me salté esa norma lo que me acarreo no pocos disgustos)

Y… bueno si soy mujer y lo soy desde que nací, no lo empecé a ser ese día que me vino la primera regla y mi madre me dijo contenta que ya era una mujer, yo era mujer desde mucho antes, desde antes de subirme a la banqueta de su cuarto para empolvarme y pintarme los labios con su Elena Rubinstein rojo anaranjado y cerrar la barra de labios espachurrándole toda la pintura y dejándola inservible, desde antes de disfrazarme y ponerme sus collares, desde antes de darme cuenta de que los chicos eran distintos y no tenían las mismas cosas que nosotras…bueno éramos nosotras las que no teníamos las mismas cosas que ellos, (creo que eso no lo tuve muy claro hasta que nació mi hermano)
Yo era “cocoliso” vamos, rubia y pelona, y enseguida me agujerearon las orejas para que los pendientes dejaran claro que bajo aquella cabeza pelona había una niña,¡¡ pues no estaba poco orgulloso mi padre!! No sé con qué demonios me incrustaron en la cabeza aquel pequeño lazo rosa si no tenía pelo donde sujetar ¿con una chincheta? ¿Existía ya el superglú? Bueno pues está claro que fui ELLA muy pronto.
En mi casa la educación entre ellas y él era muy similar, el pobre como era solo uno, lo tenía difícil entre tanta braga, a todos se nos exigieron las mismas cosas, las mismas oportunidades aunque los temores que se tenían eran distintos, se suponían distintos los peligros que corríamos las niñas sedaba por hecho que éramos más indefensas. Ya no es así ahora, los peligros y la indefensión son los mismos para niños que para niñas.
Con trece catorce años, empecé a fijarme en el sexo opuesto, poco más tarde descubrí el poder de la seducción que parecía ser privilegio exclusivo de las mujeres. No me iba mal, me di cuenta que les gustaba a los chicos y lo exploté cuanto pude, apoyé mis dones naturales con un poco de relleno al principio, tuve la suerte de gustarle al que me gustaba y eso me dio cierta seguridad, como era enamoradiza dejé algún corazoncito roto en el camino, eso no me hacía feliz pero de alguna manera conseguí que siguiéramos siendo amigos.
Esa misma suerte me acompaño al elegir al hombre de mi vida, para lo cual me fue necesario vencer algún que otro obstáculo pero no me resulto demasiado difícil, como a casi todos le gustó pensar que el que conquistaba era él, con el tiempo ya ha sabido que no fue así jajaja pero lo lleva bien.
Yo trabajaba por aquel entonces con una plaza fija, a la cual renuncié por exigencias del guión de la película de mi vida, cuando después de nacer mi segundo hijo tenía que incorporarme a mi trabajo y además en otra ciudad renuncié, pero nunca me ha pesado.
He tenido el privilegio por el hecho de ser mujer de gestar a mis hijos, de llevarlos nueve meses dentro de mí, de sentir como se movían. Laura ya bailaba cuando oía música (sigue igual) Manu jugaba al fútbol (ahora es delantero en el equipo de la facultad). Es el acontecimiento más maravilloso que como mujer he vivido, creo que hubiera cual hubiera sido mi “estado civil” no me lo habría perdido, dar lugar a otra vida, a otro ser que parte de ti (con una semillita de ellos por supuesto) pero eres tú y solo tú quien lo cobija esos nueve meses hasta que está listo para comenzar a respirar por sí mismo, luego viene la dura tarea de educarlos, darles bases y principios para que caminen solos y aunque en mi caso ha sido una tarea conjunta, está claro que la que se quedó en casa con ellos fui yo y por lógica me tocó la mayor parte de ese trabajo en ocasiones duro pero hoy puedo decir que todo, todo el tiempo empleado en ellos me ha compensado. Creo que mis hijos son hoy el mayor orgullo de la mujer que soy.
Ahora cuando mis hormonas van de acá para allá haciendo de las suyas, no dejándome dormir, haciendo que me suba la tensión, lo de los sofocos ¡¡es horrible!! ahora “mirando dentro”…soy MUJER, enfermera y ama de mi casa, pero sobre todo amiga, amante, madre, confesor y confidente y…soy feliz.


Más mujeres, ellas y bellas en casa de GUS