miércoles, 26 de enero de 2011

Imagen disparadora de musas.
ESTE JUEVES UN RELATO


El ceniciento encapotado de ese cielo,
que se junta con el gris del frío asfalto,
se funde en el fondo de mi ánimo,
en un día más de triste duelo.
Te sigo entre la gente, te persigo,
te paras a distancia y yo me paro,
si pasas a mi lado no me miras
si me cruzo en tu mirada no me ves.
Te sigo en la distancia, te contemplo,
calle arriba, calle abajo, te persigo
la multitud que va y viene te devora
y entre la gente de nuevo te pierdo.
Otra vez el repiqueteo
tuyo en tus tacones altos
y sé que te tengo cerca
pues bien conozco tus pasos
Tarde mojada de otoño
y aun amenaza el cielo
amenaza de tormenta
esa es la que llevo dentro
Aún no sé cómo abordarte
no he ensayado este momento
tantas veces lo he pensado
pero ahora…no me acuerdo
Envío un conjuro al cielo
estoy tan cerca…la siento
chocan las más negras nubes
y hacen resonar un trueno.
La resguardo en mi paraguas
y para lo cual me acerco
y en sus ambarinos ojos
hoy puedo ver mi reflejo.
Caminamos calle abajo
caminamos en silencio
solo sonríe y me mira
y lo demás…no os lo cuento.




Más musas, hadas, brujas, sirenas y demás en la calle de GUS

jueves, 20 de enero de 2011

ESTE JUEVES UN RELATO: ¿NOS PREOCUPA LO QUE PASA FUERA DE FRONTERAS?



Túnez, 15 de Enero de 2011

Shara es tunecina, también sus hermanos, sus padres, su abuela, su abuelo era francés y quizás por ello no ha vivido la represión del islamismo. Se siente una afortunada entre los otros países musulmanes del Magreb المغرب. Shara ha ido a la escuela con sus hermanos, al instituto y está a punto de licenciarse en derecho.
Estos días no han ido a clase, las revueltas en la calle, gases lacrimógenos, la policía a la cual no se tiene mucha simpatía (por ser la policía que podríamos llamar de Ben Alí) ellos tienen más fe en los militares. Un día su madre le contó lo que había supuesto el cambio, ellas seguían siendo musulmanas, las cosas habían cambiado mucho desde que la Burguiba, cuando ya independizados de Francia, reconoció los derechos de igualdad de las mujeres y trató de occidentalizar al país sin perder sus orígenes musulmanes y árabes.
El abuelo se había quedado en Túnez totalmente prendado de una tunecina con lo cual podía decirse que en su familia la cultura occidental venían de primera mano, mi abuela llevaba la cabeza cubierta con un hiyab, solo te cubre el pelo pero como solo se lo ponía al salir a la calle nunca le preguntamos, mi madre decía que era por elección propia, que nadie le imponía que se pusiera o no el hiyag y mi madre educada también en el Corán nunca lo ha llevado, en mi casa prevalece la libertad de cada individuo sea hombre o mujer, el burka es más propio de Afganistán y Arabia Saudí y el niqab (que solo permite que se te vean los ojos) tampoco es muy frecuente en mi país.
Mi madre trabaja en una correduría de seguros y muchas de sus compañeras y amigas si se cubren la cabeza pero dicen que es así por decisión propia, que se sienten mejor en sus creencias pero que nadie se lo ha impuesto, de todos modos las cosas han cambiado en los últimos tiempos. Cuando empecé en la facultad parece que estábamos mas occidentalizados que ahora, éramos casi más mujeres que hombres los dos primeros años, luego paulatinamente las cosas han ido cambiando, hay compañeras que terminaran la carrera este año conmigo y no ejercerán nunca, sus conocimientos están enfocados a la enseñanza de los hijos y su educación y muchas de ellas contraerán matrimonio y la verdad es que no sé si por voluntad propia. El régimen casi totalitario de BenAli, prometió que el desarrollo económico llegaría a todos los tunecinos, pero esto no les iba a salir gratis y aceptaron estrictos límites en la liberad política y por decirlo de alguna manera en todas sus libertades. Había oído quejarse a su padre de que en su país iban atrás como los cangrejos, la prensa no se atreve a decir nada de la situación, no existe la prensa independiente, no existen partidos democráticos de oposición o grupos independientes de la sociedad civil, de alguna manera hay muchas mujeres en Túnez que han perdido sus derechos, se instaura de nuevo una sociedad machista islámica fundamentalista y eso no es ajeno al régimen de Ben Alí, mis padres siempre lo dicen, “las dictaduras no son buenas”, y yo creía que vivía en un país democrático.
Solo espero que esta revuelta que ya está durando nos lleve de verdad a la instauración de una verdadera democracia, no quisiera por nada del mundo dejar mi país, tengo aquí mi vida mi familia y mis amigos, soy musulmana, no fumo en la calle (en mi casa si) no bebo alcohol ni como cerdo, le rezo a mi Dos como tu rezas al tuyo y ahora le rezo para que podamos empezar a hacer las cosas bien, se hagan bien ¡¡por Dios !! ¡¡Por Ala!!, que se restablezca una verdadera democracia, esta vez de verdad y no caigamos en manos de un gobierno fundamentalista, las bases ideológicas de estos grupos quieren irrefrenablemente evitar el “contagio” de las ideas que llaman liberales y aquí entra en escena el uso del niqab ya que supondrá un freno para las relaciones sociales, para el acceso al mercado laboral y en definitiva para un aislamiento con el exterior y un impedimento al ejercicio político de ciudadana de pleno derecho y eso solo sería el principio.
El fundamentalismo es excluyente con las mujeres musulmanas, por lo que ahora más que nunca es preciso que reconstruyamos las interpretaciones erróneas del Corán, para recuperar el mensaje liberador que hace catorce siglos garantizó un estatus social, económico y legal de pleno derecho entre mujeres y hombres.

Quiero quedarme en Túnez, quiero vivir mi libertad en Túnez, casarme en Túnez, tener y educar a mis hijos en Túnez y si ahora que se puede partir de cero, ahora que se pueden hacer las cosas bien no las trabajamos…me iré de aquí …nada me da más miedo que el fanatismo y el fundamentalismo.

 

Más fronteras en casa de GUS

jueves, 13 de enero de 2011

"HISTORIAS CALENTITAS"
Una convocatoria literaria. Este jueves un relato

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Llevaban bien su acomodada vida en Chicago, en tres meses ya se sentían como en casa. El contrato blindado que le había ofrecido a Javier el Bank… era irrechazable, aunque ella había pedido la excedencia en el instituto y al principio le costó tomar la decisión pero la otra opción es que se fuera él solo y después de veinte años de matrimonio dedicados el uno al otro y a su trabajo la nueva opción de separarse no les parecía de recibo.

Al principio se encontraba un tanto desubicada en aquel apartamento en un piso 26º con aquellas inmensas cristaleras, sin cortinas, sin persianas, le despertaba cada mañana el amanecer y sin levantarse de la cama observaba salir el sol cada mañana y el despertar de una gran ciudad. Javier acudía al banco a las siete de la mañana y no volvía a verlo hasta las 8 de la tarde salvo el día que ella acudía a las inmediaciones de su banco porque habían quedado para comer, él era consciente de su tedio aunque Alma hacia lo posible por no mostrarlo. Entre las cosas que podía hacer después de haberse recorrido los primeros días las tiendas y las calles de la avenida, se dedicó a escribir. Hacía tiempo que no escribía y encontraba en ello grandes satisfacciones sobre todo personales, empujada por Javier para que mandara sus manuscritos a las editoriales empezó a verlo más que como una simple afición y dos años después del primer envío publicaron su novela, no se trataba de una editorial importante pero para ella era superior el haber aprendido durante esos dos años, aprender, corregir, rectificar pero nunca había tenido demasiado tiempo. Desde entonces había dado comienzo a varios borradores para una segunda, había mandado a varias editoriales sus manuscritos, algunas se lo habían devuelto, otras no, pero nunca recibía la respuesta deseada.
Aquella mañana el correo le traía algo nuevo, la editorial que había publicado su primera novela le pedía una segunda parte, tenía que comprometerse a entregarla en seis meses y estaba en blanco, llevaba tres días decidiendo si comprometerse o no, pero antes de contestar quería tener al menos un esbozo, una idea con la cual empezar, pero nada… Javier le animaba estaba convencido de que las ideas irían fluyendo en el momento preciso y aquella misma tarde respondió a la editorial con un certificado con acuse de recibo que envió desde la misma estafeta de correos. Un telegrama aceptaba su compromiso tres días después y desde aquel mismo momento. Le había dicho a Javier que no sería capaz de escribir bajo presión y para ella el tiempo era presión pero Javier no dejó de animarle a hacerlo, solo la había visto realmente feliz, ocupada, satisfecha cuando estaba absorta en la escritura o cuando se metía en internet para charlar con la familia en Madrid, quizás…si hubieran podido tener hijos. Al principio se dieron un tiempo, después nunca era bueno el momento y al final cuando quisieron ponerse a ello era demasiado tarde, hasta entonces no se había detectado el problema de sus trompas…si lo hubiera sabido… quizás no estarían ahora en Chicago, quizás estaría aun dando clase en el instituto, quizás Javier no hubiera recibido esa oferta en Chicago, quizás…se habrían desatendido más el uno al otro y no fueran los mismos y las malas noches, las preocupaciones, los habrían hecho de otra manera, pero no era el momento para pensar en lo que hubiera podido ser.
Corría ya el mes de Noviembre, Alma había empezado a ponerse nerviosa, había pasado ya un mes de su compromiso con la editorial, frente al ventanal del apartamento delante del ordenador, pasaba las mañanas, los días que aún lucía el sol, salía al parque y paseaba con su cuaderno al que ella llamaba de bitácora, donde apuntaba los rumbos de su navegación por aquellas calles grises de Chicago esperando poder anotar algo que le diera una inspiración para empezar su novela. Cuando se desesperaba acudía al encuentro de Javier y comían juntos, pero ese martes Javier le llamó al móvil justo cuando el taxi la dejaba a la entrada del Perry Mac´s Restaurant donde solía comer con él, le dijo que sentía no haberla podido llamar antes pero que se había convocado una reunión y le sería imposible acudir, “cariño, espérame en casa pero saldré tarde”. Ella sabía que estaría dormida antes de que él llegara. Ella que hoy requería más de su compañía, él sabía cómo animarla, como planear un fin de semana estupendo en alguna cabaña a las afueras de Chicago, comer en algún lugar exótico, acudir a algún local de Jazz .
Pidió una ensalada americana y un café solo, repasó su cuaderno, había apuntado la dirección de una librería bastante conocida la Newberry Library y las calles que había recorrido aquella mañana, pero nada de excesivo interés. Tras el almuerzo y a pesar del viento decidió darse un paseo por las inmediaciones, al salir del restaurante, se encamino por Lasalle Bulevard sin rumbo fijo, empezó a pensar en la posibilidad de coger un taxi, el vendaval arreciaba y apenas podía caminar en dirección contraria al viento dirigió sus pasos por el Magnificent Mail que sea cual sea la hora siempre estaba lleno de gente, de tráfico, tiendas, miles de tiendas que volverían loca a cualquier mujer y ante cuyos escaparates pasaba Alma sin mirar absorta solo en sus pensamientos, por un momento llego a arrepentirse de haber dejado su instituto, sus chicos como ella los llamaba era posible que incluso la echaran de menos eran unos monstruitos víctimas de la sociedad de unos padres que creían quererlos más por consentirles y darles todo…¡¡¡Mierda!!!Había tropezado con la alfombra que el hotel Sofitel Chicago llevaba desde recepción hasta casi la puerta, cogió el zapato y aunque su tacón no sobrepasaba los ocho centímetros se había arrancado de cuajo, dio unos pasos más y o bien se quitaba el otro zapato o desde luego no podía seguir caminando contra el zapato y contra el viento. Con los dos zapatos en la mano atravesó las estancias del Hotel bajo la mirada atónita de dos jovencitos botones bien uniformados. Con rotunda decisión se dirigió a la recepción. El hall del Hotel era acogedor podríamos decir que incluso elegante en su distribución y decoración, ella creía que los hoteles denominados elegantes de la zona estaban recargados y algunos incluso le parecían “rococó” le encantaban los grandes espacios diáfanos llenos de luz, los otros le parecía que olían a rancio.
Los divanes tapizados en piel ubicados unos frente a otros separados por unas mesitas bajas y dos pequeños sillones de estilo colonial inglés tapizados en crema que aportaban claridad y color al living que resultaba acogedor bajo la luz tenue e indirecta de pequeñas lamparitas cada una de forma color y modelo diferente.
Uno de los encargados salió de detrás de la recepción al verla llegar con los zapatos en la mano, Alma dijo que quería un taxi, que se había tropezado con su maldita alfombra se había roto el tacón y además le empezaba a doler el tobillo. No se dió cuenta que desde que atravesó la puerta del hotel era perseguida por unos ojos que la observaban casi desde la penumbra, fuera comenzaba a llover, el encargado se desvivía en atenciones (no hay nada que les dé más miedo a estos americanos que una demanda) puso en movimiento al personal pero no para llamar a un taxi sino para reparar el daño incluso le dijo que el hotel ponía a su disposición cualquier par de zapatos de las tiendas que el mismo hotel poseía sin crgo alguno claro. Alma dijo que no, pero que si se lo podían arreglar luego cogería un taxi. La acompañaron al living para que tomara asiento mientras esperaba y tomara una consumición por gentileza del hotel. Prefirió quedarse en la barra sobre un taburete alto y pedir allí un gin-tonic, el camarero muy amable le preguntó si no prefería…”algo calentito”…
Un hombre de entre 45 - 50 años se acercó a ella desde uno de los divanes, lo vio venir, nada en él le llamó excesivamente la atención, pero el conjunto podría reunir las características de atractivo. Alma pensó que ya tenía allí al primer picapleitos para animarla a demandar al hotel, están en todas partes salen como moscas de cualquier sitio, había llegado a la conclusión que era la mejor profesión para vivir allí.

-Hola, veo que te has accidentado…

-Pues ves bien, pero no es mi intención demandar a nadie.

-Jajajaja, si no soy abogado mujer, solo es que te he visto entrar…

Alma sonrió por vez primera en toda la tarde, él tenía una bonita sonrisa y su voz sonaba cálida y grave.

-¿Pero te has hecho daño?

-No, apenas, pero al dar el traspié me he torcido el tobillo así que en cuanto solucionen lo de mi zapato me pedirán un taxi.

Se acomodó en el taburete de la barra y tiró por un extremo del bajo de su falda que había dejado asomar la blonda del encaje de su media, él se dio cuenta y esbozó una pequeña sonrisa. Le contó que estaba de paso, de viaje de negocios, trabajaba en una inmobiliaria.
El encargado del hotel se acercó a ellos con los zapatos en la mano y venían con sus dos tacones, le preguntó si quería ser atendida por el médico del hotel pero Alma dijo que no lo creía necesario. El encargado le apuntó que en el momento que quisiera le pedirían un taxi y se fué casi con una reverencia.
Ella dobló la pierna para calzarse

-Espera… ¿me permites? déjame hacer por una vez en mi vida de príncipe jajaja

-¿Qué quieres decir que soy yo cenicienta? jajaja rió ella también

El cogió el zapato y se agachó, colocó el zapato en su sitio y extendió la mano para coger el otro, había quedado perfecto, primero toco su tobillo y lo masajeó, a Alma le subió un calor hasta la cara que le hizo sentirse vulnerable, temió haberse puesto roja. Las manos de él pasaron del tobillo a su pantorrilla por un momento ella pensó salir corriendo con sus dos zapatos pero…no pudo, aquellas manos cálidas, pulcras, viriles, habían sobrepasado la línea y sus codiciosos dedos acariciaban sus muslos hasta dar con la suave blonda de sus medias y la cálida desnudez de su piel, sintió sus dedos sobre el fino velo de su ropa íntima y se estremeció. El a su vez noto el calor y la humedad que de allí manaba y levantó los ojos, se encontró con los suyos y los encontró llenos de aprobación, chispeantes como estrellas de deseo. La asió por el brazo para ayudarla a bajar del taburete y cogiéndola de la mano casi la arrastró hasta los ascensores, subía más gente y se puso frente a ella a fin de disimular aquella erección que le iba a reventar los pantalones, Alma se pegó a su cuerpo para evitar mirarle a los ojos y pronto se encontraron en la planta 17º la cogió de la mano y la arrastró fuera del ascensor, aún quedaban cinco huéspedes y el botones pero nadie se bajó en la 17º en el distribuidor de los tres pasillos, la empujó contra la pared y la besó, Alma respondió, dejó que jugueteara con sus labios mientras acariciaba su miembro sobre los pantalones, no recordaba si alguna vez en su vida había sentido algo tan salvaje y pasional como lo que sentía en aquel momento, pensó que de ser así lo recordaría. Dejó que el introdujera su lengua en su boca, mordisqueara sus labios y Alma le correspondió, noto que los dedos de él ávidos de desnudez buscaban los primeros botones de su blusa que no se le resistieron en absoluto, mientras recorría su cuello con la lengua introdujo su mano por la nueva brecha que había abierto y acarició sus senos, lamió aquella suave y blanca piel, atrapó los pezones erectos entre sus dedos. Alma sintió pudor por el espacio que estaban ocupando, oían bajar y subir el ascensor, con respiración agitada solo acertó a decir “aquí no”. Él la condujo hasta el fondo de uno de los pasillos, sacó la tarjeta y abrió la puerta, la cedió el paso y entró tras ella cerrando la puerta con el pié y sin más preámbulos ella se dio la vuelta y lo atrajo hacia sí por el cinturón peleando unos segundos con la hebilla, el cogió sus mejillas entre las manos y volvió a basarla, Alma consiguió desabotonar los al menos cinco botones de aquel pantalón mientras él hacía lo mismo con los pequeños botones de la blusa, en aquella media luz que aportaba la lamparita “de cortesía” que se encendía al abrir la puerta, se miraron de frente, le subió la estrecha falda, volvió a encontrar aquella suave piel aquel calor húmedo, tiró hacia abajo de aquella pequeña prenda íntima, acarició su sexo, la penetró con los dedos, Alma casi gritó, su boca le recorría el cuello mientras ella mordisqueaba el lóbulo de su oreja, había metido la mano bajo su slip y acariciaba su miembro erecto caliente, lo deseaba y lo deseaba dentro de ella, deseaba acariciarlo con sus labios, introducirlo en su boca, recorrerlo con su lengua… Lo liberó de la prisión de su slip y empujándolo de frente lo llevo hasta la cama, por el camino se deshizo de sus zapatos, él de los suyos y de los calcetines antes de quitarse el pantalón (detalle que para Alma era de buen gusto) Su avidez por la desnudez por sentir un cuerpo piel a piel contra el otro, hizo lo demás. Estaban rodando uno sobre el otro en un tumulto de pasiones dando y recibiendo del otro, lamiéndose, buscando arrancar otro brote de placer en cualquier rincón de sus cuerpos, cuando él besó y lamió la suave vulva de Alma y jugueteó con la lengua en su clítoris, Alma se disparó sintió que llegaba el orgasmo y el la penetró con su miembro cual daga incandescente que la quemaba de placer las entrañas, sintió en su interior el chorro de placer de su orgasmo mezclado con el de ella y entre jadeos quedaron desplomados. Abrazados siguieron acariciándose unos minutos.

Alma se despertó no sabía si era el amanecer, si era la noche, si era la tarde. Él estaba allí a su lado, profundamente dormido, se levantó sin hacer ruido, la luz de la antesala iluminaba de manera tenue la habitación, recogió sus medias del suelo, su falda, su blusa, el sujetador y cuando encontró las braguitas se metió en el aseo, miró la hora, eran las 20,45 cogería un taxi hasta casa y sin lugar a dudas llegaría antes que Javier, se vistió y miró por última vez a aquel hombre con el cual había pasado las últimas horas. El seguía dormido, salió de la habitación casi de puntillas y se calzó en el pasillo. Al atravesar la recepción no vio al encargado y le alegró no verlo, a pocos pasos de la entrada del Hotel encontró el taxi que estaba buscando, le dio la dirección y se recostó en el asiento. Dedicó el trayecto a pelear con su conciencia, ¡¡No sabía ni su nombre!!

Sería su secreto, el único secreto hasta ese día entre Javier y ella. Por supuesto no volverían a verse ni tampoco sabrían dónde encontrarse. Mejor así.

 
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martes, 4 de enero de 2011

Un gran abrazo

Queridos todos muchísimas gracias por vuestros comentarios. Solo quería Felicitaros el año con algo que nos haga valorar lo verdaderamente importante, la amistad, los valores que se aprende leyendo vuestras entradas y comentarios durante el resto del año y los lazos que aquí hemos establecido. En vez de hacerlo como comentario de agradecimiento en mi última entrada ,lo cuelgo aquí para que os llegue a todos
Perdonadme si en estos días no me paso por vuestros blog pero trataré de hacerlo para la entrada de este jueves y me pondré al día con los retrasos, estos días independientemente de la familia de vacaciones y un acontecimiento sobrevenido, me han tenido alejada de vuestras palabras pero no de vosotros. Habéis pasado a ser una parte importante de mi vida. Un beso y todo mi cariño.