Es mejor escribir para uno mismo y no encontrar publico,
que escribir para el publico y no encontrarse a uno mismo.
(Cyril Conolly)
jueves, 13 de enero de 2011
"HISTORIAS CALENTITAS"
Una convocatoria literaria. Este jueves un relato
Llevaban bien su acomodada vida en Chicago, en tres meses ya se sentían como en casa. El contrato blindado que le había ofrecido a Javier el Bank… era irrechazable, aunque ella había pedido la excedencia en el instituto y al principio le costó tomar la decisión pero la otra opción es que se fuera él solo y después de veinte años de matrimonio dedicados el uno al otro y a su trabajo la nueva opción de separarse no les parecía de recibo.
Al principio se encontraba un tanto desubicada en aquel apartamento en un piso 26º con aquellas inmensas cristaleras, sin cortinas, sin persianas, le despertaba cada mañana el amanecer y sin levantarse de la cama observaba salir el sol cada mañana y el despertar de una gran ciudad. Javier acudía al banco a las siete de la mañana y no volvía a verlo hasta las 8 de la tarde salvo el día que ella acudía a las inmediaciones de su banco porque habían quedado para comer, él era consciente de su tedio aunque Alma hacia lo posible por no mostrarlo. Entre las cosas que podía hacer después de haberse recorrido los primeros días las tiendas y las calles de la avenida, se dedicó a escribir. Hacía tiempo que no escribía y encontraba en ello grandes satisfacciones sobre todo personales, empujada por Javier para que mandara sus manuscritos a las editoriales empezó a verlo más que como una simple afición y dos años después del primer envío publicaron su novela, no se trataba de una editorial importante pero para ella era superior el haber aprendido durante esos dos años, aprender, corregir, rectificar pero nunca había tenido demasiado tiempo. Desde entonces había dado comienzo a varios borradores para una segunda, había mandado a varias editoriales sus manuscritos, algunas se lo habían devuelto, otras no, pero nunca recibía la respuesta deseada.
Aquella mañana el correo le traía algo nuevo, la editorial que había publicado su primera novela le pedía una segunda parte, tenía que comprometerse a entregarla en seis meses y estaba en blanco, llevaba tres días decidiendo si comprometerse o no, pero antes de contestar quería tener al menos un esbozo, una idea con la cual empezar, pero nada… Javier le animaba estaba convencido de que las ideas irían fluyendo en el momento preciso y aquella misma tarde respondió a la editorial con un certificado con acuse de recibo que envió desde la misma estafeta de correos. Un telegrama aceptaba su compromiso tres días después y desde aquel mismo momento. Le había dicho a Javier que no sería capaz de escribir bajo presión y para ella el tiempo era presión pero Javier no dejó de animarle a hacerlo, solo la había visto realmente feliz, ocupada, satisfecha cuando estaba absorta en la escritura o cuando se metía en internet para charlar con la familia en Madrid, quizás…si hubieran podido tener hijos. Al principio se dieron un tiempo, después nunca era bueno el momento y al final cuando quisieron ponerse a ello era demasiado tarde, hasta entonces no se había detectado el problema de sus trompas…si lo hubiera sabido… quizás no estarían ahora en Chicago, quizás estaría aun dando clase en el instituto, quizás Javier no hubiera recibido esa oferta en Chicago, quizás…se habrían desatendido más el uno al otro y no fueran los mismos y las malas noches, las preocupaciones, los habrían hecho de otra manera, pero no era el momento para pensar en lo que hubiera podido ser.
Corría ya el mes de Noviembre, Alma había empezado a ponerse nerviosa, había pasado ya un mes de su compromiso con la editorial, frente al ventanal del apartamento delante del ordenador, pasaba las mañanas, los días que aún lucía el sol, salía al parque y paseaba con su cuaderno al que ella llamaba de bitácora, donde apuntaba los rumbos de su navegación por aquellas calles grises de Chicago esperando poder anotar algo que le diera una inspiración para empezar su novela. Cuando se desesperaba acudía al encuentro de Javier y comían juntos, pero ese martes Javier le llamó al móvil justo cuando el taxi la dejaba a la entrada del Perry Mac´s Restaurant donde solía comer con él, le dijo que sentía no haberla podido llamar antes pero que se había convocado una reunión y le sería imposible acudir, “cariño, espérame en casa pero saldré tarde”. Ella sabía que estaría dormida antes de que él llegara. Ella que hoy requería más de su compañía, él sabía cómo animarla, como planear un fin de semana estupendo en alguna cabaña a las afueras de Chicago, comer en algún lugar exótico, acudir a algún local de Jazz .
Pidió una ensalada americana y un café solo, repasó su cuaderno, había apuntado la dirección de una librería bastante conocida la Newberry Library y las calles que había recorrido aquella mañana, pero nada de excesivo interés. Tras el almuerzo y a pesar del viento decidió darse un paseo por las inmediaciones, al salir del restaurante, se encamino por Lasalle Bulevard sin rumbo fijo, empezó a pensar en la posibilidad de coger un taxi, el vendaval arreciaba y apenas podía caminar en dirección contraria al viento dirigió sus pasos por el Magnificent Mail que sea cual sea la hora siempre estaba lleno de gente, de tráfico, tiendas, miles de tiendas que volverían loca a cualquier mujer y ante cuyos escaparates pasaba Alma sin mirar absorta solo en sus pensamientos, por un momento llego a arrepentirse de haber dejado su instituto, sus chicos como ella los llamaba era posible que incluso la echaran de menos eran unos monstruitos víctimas de la sociedad de unos padres que creían quererlos más por consentirles y darles todo…¡¡¡Mierda!!!Había tropezado con la alfombra que el hotel Sofitel Chicago llevaba desde recepción hasta casi la puerta, cogió el zapato y aunque su tacón no sobrepasaba los ocho centímetros se había arrancado de cuajo, dio unos pasos más y o bien se quitaba el otro zapato o desde luego no podía seguir caminando contra el zapato y contra el viento. Con los dos zapatos en la mano atravesó las estancias del Hotel bajo la mirada atónita de dos jovencitos botones bien uniformados. Con rotunda decisión se dirigió a la recepción. El hall del Hotel era acogedor podríamos decir que incluso elegante en su distribución y decoración, ella creía que los hoteles denominados elegantes de la zona estaban recargados y algunos incluso le parecían “rococó” le encantaban los grandes espacios diáfanos llenos de luz, los otros le parecía que olían a rancio.
Los divanes tapizados en piel ubicados unos frente a otros separados por unas mesitas bajas y dos pequeños sillones de estilo colonial inglés tapizados en crema que aportaban claridad y color al living que resultaba acogedor bajo la luz tenue e indirecta de pequeñas lamparitas cada una de forma color y modelo diferente.
Uno de los encargados salió de detrás de la recepción al verla llegar con los zapatos en la mano, Alma dijo que quería un taxi, que se había tropezado con su maldita alfombra se había roto el tacón y además le empezaba a doler el tobillo. No se dió cuenta que desde que atravesó la puerta del hotel era perseguida por unos ojos que la observaban casi desde la penumbra, fuera comenzaba a llover, el encargado se desvivía en atenciones (no hay nada que les dé más miedo a estos americanos que una demanda) puso en movimiento al personal pero no para llamar a un taxi sino para reparar el daño incluso le dijo que el hotel ponía a su disposición cualquier par de zapatos de las tiendas que el mismo hotel poseía sin crgo alguno claro. Alma dijo que no, pero que si se lo podían arreglar luego cogería un taxi. La acompañaron al living para que tomara asiento mientras esperaba y tomara una consumición por gentileza del hotel. Prefirió quedarse en la barra sobre un taburete alto y pedir allí un gin-tonic, el camarero muy amable le preguntó si no prefería…”algo calentito”…
Un hombre de entre 45 - 50 años se acercó a ella desde uno de los divanes, lo vio venir, nada en él le llamó excesivamente la atención, pero el conjunto podría reunir las características de atractivo. Alma pensó que ya tenía allí al primer picapleitos para animarla a demandar al hotel, están en todas partes salen como moscas de cualquier sitio, había llegado a la conclusión que era la mejor profesión para vivir allí.
-Hola, veo que te has accidentado…
-Pues ves bien, pero no es mi intención demandar a nadie.
-Jajajaja, si no soy abogado mujer, solo es que te he visto entrar…
Alma sonrió por vez primera en toda la tarde, él tenía una bonita sonrisa y su voz sonaba cálida y grave.
-¿Pero te has hecho daño?
-No, apenas, pero al dar el traspié me he torcido el tobillo así que en cuanto solucionen lo de mi zapato me pedirán un taxi.
Se acomodó en el taburete de la barra y tiró por un extremo del bajo de su falda que había dejado asomar la blonda del encaje de su media, él se dio cuenta y esbozó una pequeña sonrisa. Le contó que estaba de paso, de viaje de negocios, trabajaba en una inmobiliaria.
El encargado del hotel se acercó a ellos con los zapatos en la mano y venían con sus dos tacones, le preguntó si quería ser atendida por el médico del hotel pero Alma dijo que no lo creía necesario. El encargado le apuntó que en el momento que quisiera le pedirían un taxi y se fué casi con una reverencia.
Ella dobló la pierna para calzarse
-Espera… ¿me permites? déjame hacer por una vez en mi vida de príncipe jajaja
-¿Qué quieres decir que soy yo cenicienta? jajaja rió ella también
El cogió el zapato y se agachó, colocó el zapato en su sitio y extendió la mano para coger el otro, había quedado perfecto, primero toco su tobillo y lo masajeó, a Alma le subió un calor hasta la cara que le hizo sentirse vulnerable, temió haberse puesto roja. Las manos de él pasaron del tobillo a su pantorrilla por un momento ella pensó salir corriendo con sus dos zapatos pero…no pudo, aquellas manos cálidas, pulcras, viriles, habían sobrepasado la línea y sus codiciosos dedos acariciaban sus muslos hasta dar con la suave blonda de sus medias y la cálida desnudez de su piel, sintió sus dedos sobre el fino velo de su ropa íntima y se estremeció. El a su vez noto el calor y la humedad que de allí manaba y levantó los ojos, se encontró con los suyos y los encontró llenos de aprobación, chispeantes como estrellas de deseo. La asió por el brazo para ayudarla a bajar del taburete y cogiéndola de la mano casi la arrastró hasta los ascensores, subía más gente y se puso frente a ella a fin de disimular aquella erección que le iba a reventar los pantalones, Alma se pegó a su cuerpo para evitar mirarle a los ojos y pronto se encontraron en la planta 17º la cogió de la mano y la arrastró fuera del ascensor, aún quedaban cinco huéspedes y el botones pero nadie se bajó en la 17º en el distribuidor de los tres pasillos, la empujó contra la pared y la besó, Alma respondió, dejó que jugueteara con sus labios mientras acariciaba su miembro sobre los pantalones, no recordaba si alguna vez en su vida había sentido algo tan salvaje y pasional como lo que sentía en aquel momento, pensó que de ser así lo recordaría. Dejó que el introdujera su lengua en su boca, mordisqueara sus labios y Alma le correspondió, noto que los dedos de él ávidos de desnudez buscaban los primeros botones de su blusa que no se le resistieron en absoluto, mientras recorría su cuello con la lengua introdujo su mano por la nueva brecha que había abierto y acarició sus senos, lamió aquella suave y blanca piel, atrapó los pezones erectos entre sus dedos. Alma sintió pudor por el espacio que estaban ocupando, oían bajar y subir el ascensor, con respiración agitada solo acertó a decir “aquí no”. Él la condujo hasta el fondo de uno de los pasillos, sacó la tarjeta y abrió la puerta, la cedió el paso y entró tras ella cerrando la puerta con el pié y sin más preámbulos ella se dio la vuelta y lo atrajo hacia sí por el cinturón peleando unos segundos con la hebilla, el cogió sus mejillas entre las manos y volvió a basarla, Alma consiguió desabotonar los al menos cinco botones de aquel pantalón mientras él hacía lo mismo con los pequeños botones de la blusa, en aquella media luz que aportaba la lamparita “de cortesía” que se encendía al abrir la puerta, se miraron de frente, le subió la estrecha falda, volvió a encontrar aquella suave piel aquel calor húmedo, tiró hacia abajo de aquella pequeña prenda íntima, acarició su sexo, la penetró con los dedos, Alma casi gritó, su boca le recorría el cuello mientras ella mordisqueaba el lóbulo de su oreja, había metido la mano bajo su slip y acariciaba su miembro erecto caliente, lo deseaba y lo deseaba dentro de ella, deseaba acariciarlo con sus labios, introducirlo en su boca, recorrerlo con su lengua… Lo liberó de la prisión de su slip y empujándolo de frente lo llevo hasta la cama, por el camino se deshizo de sus zapatos, él de los suyos y de los calcetines antes de quitarse el pantalón (detalle que para Alma era de buen gusto) Su avidez por la desnudez por sentir un cuerpo piel a piel contra el otro, hizo lo demás. Estaban rodando uno sobre el otro en un tumulto de pasiones dando y recibiendo del otro, lamiéndose, buscando arrancar otro brote de placer en cualquier rincón de sus cuerpos, cuando él besó y lamió la suave vulva de Alma y jugueteó con la lengua en su clítoris, Alma se disparó sintió que llegaba el orgasmo y el la penetró con su miembro cual daga incandescente que la quemaba de placer las entrañas, sintió en su interior el chorro de placer de su orgasmo mezclado con el de ella y entre jadeos quedaron desplomados. Abrazados siguieron acariciándose unos minutos.
Alma se despertó no sabía si era el amanecer, si era la noche, si era la tarde. Él estaba allí a su lado, profundamente dormido, se levantó sin hacer ruido, la luz de la antesala iluminaba de manera tenue la habitación, recogió sus medias del suelo, su falda, su blusa, el sujetador y cuando encontró las braguitas se metió en el aseo, miró la hora, eran las 20,45 cogería un taxi hasta casa y sin lugar a dudas llegaría antes que Javier, se vistió y miró por última vez a aquel hombre con el cual había pasado las últimas horas. El seguía dormido, salió de la habitación casi de puntillas y se calzó en el pasillo. Al atravesar la recepción no vio al encargado y le alegró no verlo, a pocos pasos de la entrada del Hotel encontró el taxi que estaba buscando, le dio la dirección y se recostó en el asiento. Dedicó el trayecto a pelear con su conciencia, ¡¡No sabía ni su nombre!!
Sería su secreto, el único secreto hasta ese día entre Javier y ella. Por supuesto no volverían a verse ni tampoco sabrían dónde encontrarse. Mejor así.
Otras historias para entrar en calor, en casa de GUS
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
El azar y unos zapatos estropeados, le dieron la ocasión de vivir una aventura en un momento en que se afanaba en encontrar argumentos para una segunda parte de su novela. Creo que las circunstancias de ese pasional encuentro le servirán como argumento base para una muy buena segunda parte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Medea.
ResponderEliminarBonito relato que nos muestra como la lejanía de su hogar, la soledad sentida en un momento determinado y un pequeño contratiempo se confabulan para que Alma viva una tórrida aventura que guardará en lo más profundo de sus recuerdos como algo real, y podrá saborearlo lentamente como segunda parte de su novela sin levantar sospechas.
Muy buen argumento y me ha gustado mucho como lo has desarrollado
Un beso
Medea, es casi el capítulo entero de una novela, podrías seguir ¿nooo?
ResponderEliminarLa vida otorga azares, si aún estuviera en el instituto, no se habría roto el tacón en Chicago.
Tomar la vida por los cabellos es una opción muy arriesgada pero en el riesgo muchos placeres. Ahora tiene tema para la novela, pura "ficción" le dirá a Xavi.
Medea, insisto, en este capítulo tan bien escrito vislumbro el início de una maravillosa narración. Aplauso y besito.
Ohhh que bonita historia cuanto me gusto felicidades.
ResponderEliminarPrimavera
Vivio su momento de ser única en el mundo, le quedó el recuerdo para acompañarla el resto de su vida,lo que es seguro es que recupero su imagen
ResponderEliminarbesossssss
Eso pasa por comprar zapatos de Manolo Blanik, si fuesen de los chinos el tobillo estaría astillado, jeje.
ResponderEliminarTe ha quedado estupenda Medea, yo cambiaría el nombre femenino, no porque no me guste que me encanta, es que mi recuerdo de uno igual está aún demasaido fresquito, además, ahora que lo pienso, que más da el nombre.
Besotes
Como una entrada transitoria en un mundo paralelo de la mano de una secuencia de Cenicienta.Pero esta vez la Pricesa, sin calabaza, se aleja hacia otro Principe.
ResponderEliminarUn recostituyente sexual sin píldora.
Un placer compañera. Mariví
Gracias Pepe ¡¡madrugador!! jeje, supongo que ese encuentro inesperado le puede aportar algo a la hora de escribir su segunda parte, puede incluso camuflar su secreto entre sus líneas e inmortalizar su vivencia. Ella necesitaba de un nuevo acontecimiento, de un cambio...ocasional y su zapato se lo puso a huevo. Besito
ResponderEliminarNátali, querida amiga, capitulo por lo extenso ¿No? quizás sea la prueba inequívoca de las vueltas que le di para abordar el temita jajaja. Sé pensar calentito, soñar calentito pero lo de escribir calentito…jajaja
ResponderEliminarEs cierto eso de que en el riesgo muchos placeres, seguro que esto la revivió se estaba marchitando y pudo enmascarar su secreto en esa segunda parte.
Gracias por tu comentario que siempre me llena el espíritu. Beso grande preciosa
Gracias primavera, me alegro de que disfrutaras con mi historia, es una muy gran parte de lo que pretendemos con esto¿verdad?Un besito
ResponderEliminarPues me apunto a lo dicho por Natalia. Tengo ya necesidad por seguir las vicisitudes de Alma y Javier por Chicago.
ResponderEliminarInteresante relato, se lee en un santiamén y lo dicho, quedan ganas de seguir leyendo.
Un beso.
Y se me olvidaba: la música un acierto. Apoya un montón la lectura.
ResponderEliminarGracias Manuel, creo que ella necesitaba vivir algo así, sentirse arrastrada a un laberinto de pasiones y fue en los brazos de un desconocido, pero la vida sigue y Javier es su verdadera historia de amor.Mil besos
ResponderEliminarAngel Iván por supuesto que pensé en unos “Manolos” jajaja con esa blonda de seda en las medias no habría osado a ponerle unos “chinos”jajaja.
ResponderEliminarY el nombre…efectivamente podría ser cualquiera, incluso no darle nombre a ninguno como pensé en un principio “dos perfectos desconocidos” pero me raya el estar diciendo ella y él y ella y de nuevo él. Pero si , es un nombre precioso y espero que tus recuerdos también. Un besito amigo
Gracias Marivi, siempre un placer recibir a nuevos jueveros y ver crecer este nuestro pequeño mundo. Bien dices jajaja un reconstituyente sexual sin píldora, una inyección a la autoestima, una novedad como estimulante el saberse deseada por otro o por otros hombres y vivir en secreto ese momento. Gracias por tu comentario. Un besito
ResponderEliminarJuan Carlos, he estado ausente pero vuelvo con ganas y con ganas de verte de nuevo entre mis insustituibles. Me alegra que te haya gustado y el mayor halago es que os quedéis con ganas de más pero creo que no sabría cómo hacerlo sería capaz de estropear la historia y que sea fácil de leer del tirón está en mi propósito dado que me explayo bastante jeje.
ResponderEliminarEsta vez no he tenido tiempo de buscar mucho en la música pero lo ideal es que no distraiga de la lectura y este tema me encanta. Un gran beso amigo
Medea yo tambien me quedo con ganas de más, me ha gustado mucho tu relato. En la vida no esta mal tener algun que otro secretito ,si no que se lo digan a Alma.
ResponderEliminarUn beso.
Medea, me ha encantado la historia, la he seguido de principio a fin y me has mantenido expectante... Uff ¡¡que secreto!!, complicado...
ResponderEliminarBesos
Bueno ya se echaba de menos por aqui ;-). T vuelta ha sido espectacular y coincido con Natali esto al menos podia convertirse en una novela. Los encuentros casuales nos remiten a un mundo de posibilidades del que tu has escogido el sexual, entre desconocidos que ni siquiera se nombran pues hasta eso desconocen de ellos, su nombre, sin embargo se entregan con la premura del care diem de lo que hay que aprovechar, con independencia de lo que vendrá. Encuentros furtivos, inexplicablr pero que alimentan las ganas de seguir viviendo.
ResponderEliminarMuy bueno, Medea
Por cierto para no saber escribir calentito, te ha quedado genial.
besos
El piso 17 siempre tiene ese "no se que"....
ResponderEliminarBesos
Olé, recuerdos calentitos... en unos años se preguntará si aquello fue cierto pero, cuando se acuerde, siempre la recorrerá el placer por los lugares por los que él pasó su lengua.
ResponderEliminarBesito.
Nada como un secreto de ese calibre para mantener encendida "la llama de la pasión"!
ResponderEliminarMagnífica narración Medea. Me ha encantado y practicamente no respiré hasta el final, me mantuviste el aliento en vilo con tu historia de esa Alma y su príncipe desconocido.
Besos
¡Ay Medea que sofoco! Yo tambien pienso como Natalí, que esto podria ser el primer capitulo de una larga historia...porque despues de vivir algo asi, jamas se vuelve a ser la misma.
ResponderEliminarUn besote
San, Matices,si quizás el hecho de que sea un secreto le da más "morbo" a un encuentro de estas características.Me alegra de verdad que os haya gustado.Un besito
ResponderEliminarMaria José, jajaja el registro de "escribir calentito" me costó, puedo pensar calentito, soñar calentito, incluso hablar, pero escribirlo para que lo lean los demás es complicado siempre con el miedo de llegar a ser vulgar o soez, así que han sido muy importantes para mí vuestros comentarios y opiniones. Gracias guapa por esos ánimos que siempre me das. Un besito.
ResponderEliminarVerónica jajaja,si creo que ese momento ocupará su mente y quizás haga más entretenidos sus momentos de soledad que no es poca. Un beso
ResponderEliminarCeci me alegro de que te gustara y sobre todo de haberte llevado de un tirón hasta el final, una de las cosas a las que se tiene miedo (al menos yo) es cuando escribes un texto largo y cansar al lector antes de entrar en materia, vamos que se le haga más largo de lo que en realidad es. Gracias por tu comentario. Un beso
ResponderEliminar¡¡Ay Rosa!!jajaja como dijo Inma, ideadora de este jueves, íbamos a terminar todos en la fuente al leer algunos relatos y casi termino yo en la fuente escribiendo este jajaja.Un besito
ResponderEliminarUn buen relato, con aventura para no olvidar.
ResponderEliminarMe ha encantado.
Un abrazo.
leo a natalí, de pasada, sólo l primera frase, esa ue dice que es el primer capítulo de na novela...desde que no escribo yo algo largo, ni me acuerdo,medea...y eso que decías que no te habías enfrentado nunca ante este tipo de relato...no sé bien el porqué,pero la largura se me ha hecho corta. ello debe de ser indicativo de que me ha gustado.
ResponderEliminarmujer buscando ideas para su novela¡¡¡ leches, que ya las tiene¡¡ díselo de mi parte...
has decrito a una mujer, me parece amí, dejada en la debilidad...y eso lo digo por aquello de que es su marido quien la alegra la vida..restauranes a la que la saca, eetc...no es de extrañar, pues, que se deje llevar por ese hombre de un instante, de un impulso, de una decisión final: no se lo contaré ami marido.
la descripción erótica me ha gustado...
besos, medea.
Gracias Celia por tu comentario,me alegro de verdad que te haya gustado.Un beso
ResponderEliminarSabes que casi siempre voy de largo jeje yo sé que habrá a quien le de pereza leerlo cuando ve tanto texto, pero me gusta poner en situación, tocar los pequeños detalles en las descripciones, quizás porque cuando leo me gusta ver el paisaje o la ubicación de lo que leo, no me gusta la situación tiempo y espacio abstractos y en este caso especialmente porque le di varias vueltas antes de entrar en “materia” jajaja, lo que más me costó fue la descripción erótica y por los comentarios recibidos y por el tuyo, creo que valió la pena. Alguna vez tenía que ser la primera, jajaja la próxima no me costará tanto. Gracias por tu comentario y beso grande
ResponderEliminarPues se trata de un relato bien calentito, pero a mi me deja pensando en frío muchas cosas.
ResponderEliminarOtro día,café por medio, lo charlamos y te cuento...es que el deseo, la pasión y los encuentros tan feroces, me dejan pensando
Debería suceder lo contrario, jajaja....!!!!
un fuerte abrazo, guapa