miércoles, 6 de febrero de 2013

Un segundo de eternidad
Este jueves un relato

 Más que un segundo

A lo largo de la vida existen momentos de eternidad, momentos en los que el deseo de parar el tiempo, de detenerlo para que dure siempre, pueden ser muchos  todos ellos tan especiales que cuando suceden son únicos. Una mirada, solo el cruce de una mirada puede ser el momento a soñar, a detener, a hacer eterno. Una caricia furtiva, un roce, un simple roce de su mano torpe al volver a dejar su vaso sobre la mesa y ese contacto inocente hace que quisiéramos parar el tiempo ahí.
El que más el que menos tiene momentos aunque sea uno en el cual hubiera querido detener el tiempo, hacer de ese momento algo eterno.
No puedo por menos que considerarme afortunada cuando miro hacia atrás y siento que ha habido muchos, si, muchos momentos que guardaría para la eternidad, que son míos porque yo los he sentido y los he sentido así.
Los últimos momentos o días que pasamos con esa persona que se fue, lo que nos dijimos, lo que no nos dijimos y luego ya no pudo ser. También haría eterno ese momento de volver a vivirlo y vivirlo si es posible más intensamente.

Ahora sí, ese momento de todos ellos a destacar, es un momento único que solo nosotras, muchas de nosotras, hemos tenido el privilegio de vivir por el hecho de ser mujeres, mujeres y madres, creo que coincidiré con más de una en esta reflexión.
Digamos que es único, no comparable con nada de lo vivido ni antes, ni después, porque hay un antes y un después de ese momento.  Después de nueve largos meses de espera, después de imaginar cómo serían sus ojos, su pelo, después de hablarle con palabras no pronunciadas y llenas de amor, llega ese momento, ese segundo, después de varias horas tampoco comparables con nada…
La pusieron sobre mi vientre, era…tan pequeña…tan frágil…tan arrugadita, su primera bocanada de vida, su primer aliento, su primer llanto…supe que ya nada sería igual, el sol entraba por la ventana del paritorio, era una mañana llena de luz, yo la apretaba contra mí para calmar su llanto, sentía su pequeño corazón latiendo con fuerza, daba igual lo que pasara a mi alrededor enfermeras de un sitio a otro, olores, ruidos de carros con instrumental, el tiempo de había parado. Olía a vida. Los momentos posteriores se han borrado.
Quince meses después volví a vivir ese momento, parecido sí, pero también único.

Encontrad segundos de eternidad donde Simona y ella




27 comentarios:

  1. Ese momento único Ana, fue lo primero en lo que pensé en esta convocatoria. Ese segundo en el que todo desaparece y solo existe esa criatura que aún atada a ti ya te mira. Que bonito lo has escrito y cuanto amor tiene este segundo eterno.
    Un abrazo.

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  2. Tan solo un único momento eterno que qui´zas no es comparable con nada, que bello...

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  3. Ese si que es un momento eterno, que vive en nuestros corazones, ese llanto, esa primera vez que lo apoyamos en nuestro pecho, ese latir que representa vida. Vida y amor.
    Es tan mágico que todo a su alrededor desaparece, para quedarse en esa ternura tan especial que solo la da un hijo. Habra otras, pero esa es sublime.

    Gracias por acompañar estos segundos sublimes, eternos y sobre todo que laten.

    Un abrazo.

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  4. pues mira tú, señora medea de mis entretelas, me voy a salir por la tangente. ayer estaba yo interesado por la sensación que ha de tener una mujer con respecto a la ma...no, con respecto al parto, con respecto al haber llevado un nene en su vientre sin haber parido aún...yo decía que un hombre no por asomo llegará a saber nunca de ese instante. es natural. vamos, ni hemos parido ni pariremos. pero qué se me dice de una mujer que tiene la menstruación, que sufre cambios interiores, que, en fin , es mujer y no ha parido, ¿acaso ella no puede acercarse de lejos si tú quieres, a la sensación de ser madre? incluso a la sensación esa de la que hablas de tener el bebé en brazos? yo considero que sí. a mucha distancia. pero esa distancia es menor, mucho menos que la que nunca podrá tener un hombre. eso sí, me falta la charla constatatoria con tal mujer.
    medio beso.

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  5. Realmente pocos momentos rozan tanto la eternidad como ese primer contacto con ese ser que has llevado nueve meses dentro de ti.

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  6. No he podido sentir ese momento, pero me enternece oir como lo describes. Un beso.

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  7. Tienes razón, quienes somos mamá y pasamos por ello, te diremos: así es! Me gustó tu expresión: "olía a vida"... qué grandeza!. El tiempo de dar a luz y esa bocanada de ilusión y esperanza, mezclado con el temor a la responsabilidad, más la fuerza interna e instintiva de que una madre lo puede todo... ciertamente hay instantes que cobran el latido de lo eterno.
    Genial planteo el tuyo, con ese broche final en alusión a la maternidad.
    Besos y buen jueves!
    Gaby*

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  8. Me gusta separar esferas. A nivel biológica es que narras resulta única. Luego están las demás esferas, en función de la importancia que le demos. Cuando ese bebé pasa de los cuarenta años, ojo, la conciencia biológica suele andar por los suelos, todo dependerá ya de su trayectoria personal, no de la nuestra. Bss.

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  9. Eres la primera aportación que leo esta semana y veo que hemos coincidido en ese segundo mágico en que la vida emerge desde el vientre materno. Tu enfoque ha sido mucho más tierno, para algo eres madre. Me ha gustado mucho ya que siempre he pensado que la maternidad es tal vez la cualidad más hermosa de los seres vivos.
    Un abrazo.

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  10. Esos instantes quedan grabados para siempre en nosotras. Y sí, tenemos el privilegio de traer el mundo a nuestros hijos. Nada hay comparable a eso. Es único. Para mi, la mejor experiencia.

    Bss.

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  11. Pues es verdad que fueron los momentos más importantes de mi vida y que estuve a punto de escribir sobre ello. Ser madre es una experiencia inexplicable aunque tu lo has descrito con gran habilidad.
    Un beso.

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  12. Parir un hijo, es de los momentos mas sublimes que podemos vivir las mujeres,el recuerdo quedara eternamente dentro de nosotras, ¡ se ven tan frágiles !!
    Muy bella tu manera de expresarlo.
    Besos amiga.

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  13. Un momento irrepetible tienes razón, el nacimiento de un hijo y sobre todo el momento que lo ponen en tus brazos, es algo tan emocionante como indescriptible.
    Un abrazo

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  14. Hola Medea.

    Totalmente de acuerdo contigo en esa diversidad de segundos que se vuelven importantes en nuetras vidas. Me ha emocionado la descripción que haces del momento del parto. Yo no pude vivirlo con esa intensidad porque la doctora que nos atendió se pasó un poco de rosca con la anestesia y me dejó grogui. Mi esposo si que lo vivió a tope. ¡Qué cosas!

    Ha sido un placer leerte.

    Un besote.

    Lupe

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  15. Pues imagina un embarazo de cinco años. Espera y desespera. Lo único que sabíamos es que sus ojitos no iban a ser como los nuestros, serían mucho más hermosos. Y así fue, con la sorpresa de su primera fotografía. Llantos, risas, alegría y la emoción de que iban a venir dos.

    No hay mayor emotividad que la ver a tus hijos y olerles y sentirles por primera vez.
    En este tipo de espera indefinida también existe el dolor físico.

    Un beso bien gordo y un chocolate bien caliente.

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  16. Así es, esos sí que son segundos para la eternidad... nada vuelve a ser igual, toda tu vida cambia pero son momentos incomporables,una experiencia única y una emoción indescriptible.
    Un beso!

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  17. Lindo relato. Te felicito por haber disfrutado de tantos segundos de eternidad. Qué vengan muchos más!

    Saludos!

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  18. Hola Medea,
    Me uno a esa larga lista de amigos que te felicitan por tu escrito... que ya no es relato sino confesión vital.
    Es emotivo leer esa manera de decir lo que siente una madre al dar a luz.
    Solo puedo decir que me ha gustado mucho leerte. Mucho.
    Muac

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  19. Hay segundos en una vida que nunca pueden olvidarse porque a partir de ahí todo cambia para bien o para mal. El nacimiento de un hijo, su llanto de segundos es como una puerta abierta para siempre.

    Besicos.

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  20. Segundos que se viven intensamente desde cualquiera de las perspectivas en que se interactue.
    Besitos

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  21. Intenso, vital ese primer segundo y hermoso también.
    Un chispazo en el tiempo que deja marca. Un sueño de un instante de realidad.
    Ese, tu segundo de eternidad, si que es imperdurable.
    Besos

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  22. Creo que las mujeres somos afortunadas de poder sentir dos instantes primordiales, la primera vez que lo sientes en tu vientre y cuando lo ves y acaricias por primera vez. Incomparable y dificil de transmitir a los hombres con palabras.
    Un beso

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  23. Ese segundo (uno, dos o cuantos hijos tengas) en que eres parte de la maravilla, del milagro. Un segundo que queda grabado a fuego y se repite tantas veces...porque está presente cada vez que los vemos, aun ya con barba...(cuando son varones, claro, jajaja)

    Qué ternura trasmiten tus palabras, dulce Medea, amorosa madre y esposa.
    Un beso de tu celeste amiga.

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  24. Hermosas tus palabras Medea!!! La verdad yo también tuve la suerte de vivir muchos segundos eternos, pero sin duda el que me ha quedado grabado en la memoria con más intensidad y amor es ese en el que dí a luz a mi hijo.
    Me emocioné leyendo tu relato.
    Un beso enorme.

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  25. Con la confianza que sé que sabes que quiero mucho a mis chicas y a mi chico; creo que has dado en el clavo. El segundo ese en que conoces al hijo se hace eterno porque a partir de ese momento en que "nos presentan" a ese bebé le tenemos encima contínuamente, siempre pidiendo ... Y a veces da y es un lujo.
    Besos, amiga.

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  26. Hacía tiempo que no visitaba tu blog (ni ningún otro…).
    Sigue siendo un placer leerte. Un gran saludo!

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