Hablar sin hablar...
Hace tiempo que no
hablaba con él, creo que discutimos sobre alguna tontería, pequeña pero que la
distancia convierte en una gran bola de nieve, llega ese momento en el cual ya
no te acuerdas del motivo de la discusión pero la soberbia que nos puede a
veces, consigue que ninguno dé el paso, ese paso tan pequeño que se hace un
paso de gigante en la distancia, ¿le llamo?, ¿Y qué digo?,
Hola que tal ¿cómo te va la vida?
o ¿sigues tan gilipollas como siempre?. No, mejor no le llamo... en el próximo
cumpleaños de mamá o en Navidad, volveremos a vernos, es posible que no se
acuerde y pase como si nada.
Veo la última foto
que ha puesto en Facebook y de manera instintiva quizás porque en mi interior
tengo esa sensación desagradable que aumenta con el paso de los días, de las
semanas, le doy a “me gusta” tengo la tentación de volver a pinchar para
quitarlo...no, mejor así. Los “me gusta” me son devueltos por su parte en las
siguientes fotos que incluyo en Facebook de un sábado en la nieve con los
perros. De ahí pasa a algún comentario sobre alguna de las fotos al cual le
contesto sin demasiada efusividad, ha pasado ya un mes.
El whatsapp ha
irrumpido en nuestras vidas no sé si de forma negativa o positiva, antes de
todo esto, alguna vez quedábamos por whatsapp o hablábamos para tomar un café o
comer un domingo, no con demasiada frecuencia, cada cual tiene su vida, su
familia y sus preocupaciones. Pero la relación viene a ser la normal entre
hermanos que no viven ni tan siquiera en la misma ciudad. Desde entonces no hemos
vuelto a contarnos nada por whatsapp, es demasiado directo. Con los demás si,
de vez en cuando nos contamos como nos va el día, como están los niños (que aun
los hay pequeños), cómo va el ere de la empresa en la que trabaja uno u otro,
si hace o no mucho frío por allí. Siempre él en el pensamiento, a alguno de los
otros le pregunto por él y me cuenta.
El domingo se me
ocurrió, hice un grupo de whatsapp que se llama ”nosotros y los otros” lo de los otros es para meter también a los
cuñados, nos llevamos de cine pero no hablamos nunca por teléfono. En ese grupo
de whatsapp se empezaron a ver todos y les hizo gracia, entraron bien saludando, bien preguntando qué era eso, nos
reímos un rato cada uno contando sus cosas, mandándonos fotos del instante que estábamos
viviendo, una haciendo la cena, otro corrigiendo exámenes otro bañando a los
niños, era divertido hablar con todos a la vez en un chat donde se mezclaba lo
que decía uno u otro. Alguien colgó después una foto de la cena...carbonizada,
los “jajaja” se sucedían uno tras otro, el intervenía como uno más que es y yo
le contestaba, así, sin darnos cuenta empezamos a hablar, nos reíamos. Fue fácil
sin darme cuenta me había olvidado de lo que nos separaba y el también. Ahora a menudo nos damos los buenos días, nos mandamos un chiste o simplemente un beso.
Ahora todos los días
sé de todos. ¡No por Dios que ahora mi madre dice que ella también quiere el “guasa”
ese! ¡Si apenas sabe utilizar el móvil!. Tendríamos que hacer otro grupo aparte
para incluirla, no sé si podría soportar nuestro vocabulario o las burradas que
decimos a veces y aun así no dejaría de pasar revista a todos por teléfono. “No mami déjalo
es que tendrías que hacerte un contrato para internet” y eso de momento la
frena.
Escribimos hablando en casa de ROSSINA