Es jueves, como muchos jueves
estoy aquí desde la distancia, veo que escribís el tema de “en los zapatos de
otro” no era mi intención escribir ni publicar nada, al final escribo sobre el
tema, no se si publicaré este borrador, pero desde luego no mandaré este enlace,
sé que aún con todo alguien lo leerá, sé que muchos lo leeréis pero uno de mis
motivos es que aun no he podido leer todos los publicados la semana pasada y
mis comentarios irán llegando con cuenta gotas a unos y otros blog.
Siempre he sentido que hay que
ponerse en los zapatos del otro para ver las cosas, la situación de cada uno
desde su punto de vista.Me he puesto muchos, muchos zapatos, para mí la empatía forma parte de esto, ponerse en el estado de ánimo del otro para poder comprender algo que desde el nuestro no seria posible.
Me planteo que la empatía ó calzarse otros zapatos es a veces agotador, sobre todo cuando no sabes separar el estado anímico del otro del tuyo propio, esto llega a ser patológico, lo suyo es que supiéramos separar, tendemos a calzarnos los zapatos de otro cuando tiene que tomar una decisión, cuando nos piden consejo cuando se desahogan con nosotros. Esto sucede principalmente cuando a la gente a la que queremos, cuando los nuestros, necesitan un apoyo. No empatizamos cuando alguien tiene su vida en orden y todo va bien, la situación no lo requiere.
Son muchas las veces que te pones en los zapatos del otro, tratas de sentir como el siente para poder ser objetivo, para tratar de ayudar a tomar una decisión y sin darte cuenta empiezas a andar con ellos, aprietan a veces pero no importa, sabes que es muy fácil decir yo haría esto o lo otro desde tu sillón calzando unas cómodas zapatillas pero esa no es la manera, hay que calzar sus zapatos y andar con ellos.
Un día al calzarte tus propios zapatos te das cuenta de que también te hacen rozaduras y te sientes cansado, has andado mucho con distintos zapatos, pesa sobre ti…no sé no sé que es lo que pesa pero las circunstancias y momentos vividos calzando el zapato de otro siguen ahí, no sabes separar una cosa de otra, todas están ahí y pesan.
Hay que saber ponerse los zapatos de otro, es imprescindible al menos para mi, pero también es imprescindible sabértelos quitar antes de calzarte los tuyos, algo que en este momento…no sé hacer
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